viernes, 22 de abril de 2011

Un poema

Arañan las ramas desnudas
De los árboles de invierno
La panza de las nubes, y
Ladran los perros
Por las esquinas.
Hay quien atesora y esconde
Tanta tristeza que rezuma
Por las paredes desconchadas de las casas
Y los sueños se asoman
En medio de las calles
Sin pudor ni vergüenza
Y nadie conoce a nadie
Y nadie es quien dice.
Apenas quedan besos en las bocas
Y los ojos vacíos de miradas
Se asoman a ese paisaje
Definitivo y roto
Y quiero huir de todo eso
Y refugiarme en tus brazos
Y quedarme dormido hasta el olvido
Y despertar soñando que todo ha sido un sueño.

(Edno Azzurri)

jueves, 27 de enero de 2011

Un poquito de Khalil Gibran

Me dicen: "Si encuentras un esclavo dormido no lo despiertes, puede estar soñando con la libertad." Y yo respondo:"Si encuentras un esclavo dormido, despiértalo y háblale de la libertad."

La persecución no hace sufrir al justo, ni lo destruye la opresión si está del lado de la Verdad. Sócrates sonrió al beber el veneno, y Esteban sonrió al ser lapidado. Lo que hiere verdaderamente es nuestra conciencia, que padece cuando la contradecimos y muere cuando la traicionamos.

Khalil Gibran

domingo, 16 de enero de 2011

ESTO ES AMOR

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.




(Lope de Vega)

domingo, 9 de enero de 2011

Sabía mucho del amor.

Sabía, por ejemplo, que la afirmación amorosa del tipo más peligroso como amante consiste en negar en todo momento la existencia del amor, en no dejarse amar; pero sabía también que algo en ese tipo, en su tranquila voz sin historia, en sus agudos y sarcásticos ojos y en su manos egoístas y rápidas, sugiere al mismo tiempo que no está aquí para otra cosa que para ser amado.


("Últimas tardes con Teresa", Juan Marsé)