domingo, 9 de enero de 2011

Sabía mucho del amor.

Sabía, por ejemplo, que la afirmación amorosa del tipo más peligroso como amante consiste en negar en todo momento la existencia del amor, en no dejarse amar; pero sabía también que algo en ese tipo, en su tranquila voz sin historia, en sus agudos y sarcásticos ojos y en su manos egoístas y rápidas, sugiere al mismo tiempo que no está aquí para otra cosa que para ser amado.


("Últimas tardes con Teresa", Juan Marsé)

No hay comentarios:

Publicar un comentario